martes, 26 de octubre de 2010

Dictadura Militar de Panama


Muchos sociólogos afirman que no se da relación estrecha entre situaciones de pobreza y violencia, o sea que la violación generalizada de los derechos económicos no produce, ordinariamente, reacciones violentas. Algunos dicen que éstas son mucho más probables cuando existen muy fuertes contrastes entre ricos y pobres y son percibidos muy sensiblemente.

Hay una relación más estrecha entre la violación de los derechos civiles y políticos y la violencia. El cierre de espacios políticos de participación genera, con mayores probabilidades, formas de insurgencia armada. El espacio político en Colombia, hasta finales de los años 70 fue un espacio bastante cerrado, dominado por dos partidos tradicionales en forma excluyente, manteniendo en la ilegalidad a toda fuerza alternativa, mucho más si ésta era "socializante", la que entonces era perseguida con múltiples formas de violencia estatal y mediante campañas de deslegitimación ideológica o "demonización" a través de todo aparato Superestructuras Quizás esto explica la conformación de 8 organizaciones guerrilleras (y otras más fugaces) desde los años 60.
Ciertamente la Constitución del 91 tiene otras filosofía. Es de inspiración liberal, aunque no escapó a fuertes condicionamientos antidemocráticos que dejaron en ellas sus huellas profundas, como: el sistema de justicia, el Fuero militar; los estados de excepción, además de un artículo transitorio que permitió convertir en leyes permanentes todos los decretos de Estado de Sitio expedidos entre 1984 y 1991.
El problema colombiano se sitúa cada vez menos en un campo legal. Yo recuerdo los primeros Foros de Derechos Humanos realizados a comienzos y mediados de los años 80; en las conclusiones y manifiestos finales planteábamos, por ejemplo: la abolición de la justicia castrense para los civiles; el levantamiento del Estado de Sitio, que era permanente, y de numerosos decretos aberrantes emitidos bajo su cobertura, como el "Estatuto de Seguridad" (1978); la derogatoria de los supuestos fundamentos legales del Paramilitarismo (Ley 48/68); el nombramiento de un Procurador Delegado para las Fuerzas Militares y de un Ministro de Defensa civiles; la firma y ratificación de ciertos convenios internacionales de derechos humanos, etc. Todo esto se ha ido consiguiendo, pero la violencia ha continuado en forma alarmante. El problema se sitúa ciertamente en terrenos más prácticos.
Los "procesos de paz", o diálogos entre el Gobierno y la guerrilla, desde la administración Betancur (1986-1990) nos han enseñado mucho. Betancur hizo aprobar una Ley de Amnistía para los guerrilleros que decidieran optar por las vías legales de lucha (Ley 35/92) pero pocos meses bastaron para descubrir la trampa: un alto porcentaje de los amnistiados fueron asesinados, muchos de ellos a pocas horas de legalizar su situación. El partido político Unión Patriótica, fruto también de ese primer "proceso de paz", ha sufrido, desde su fundación en noviembre de 1985, el asesinato de un militante cada 53 horas. En los cuatro primeros años esa frecuencia fue más intensa: un militante muerto cada 39 horas, y en los períodos preelectorales aún más: un militante muerto cada 26 horas. Mientras escribía este relato, contemplé el funeral del último senador de la U.P., asesinado el 9 de agosto/94. El cortejo fúnebre era ya muy reducido. Para muchos, militar en la U.P. es llevar una sentencia de muerte implacable, escrita en gruesos caracteres sobre el pecho. El año pasado, el Defensor del Pueblo, a petición de la Corte Constitucional, hizo una revisión de las "investigaciones" que cursan por asesinatos de militantes de la U.P. Solo revisó 717 casos (cerca de una tercera parte, pues los demás parece que ni merecieron un proceso) y descubrió que solo en 10 casos hubo sentencia, 6 de ellas absolutorias.
Muchas veces hemos puesto nuestra confianza en la administración de justicia, como posible eje de una salida. Si la Justicia funcionara -pensamos- quizás los victimarios no actuarían con tanto desenfreno.
Los últimos gobiernos han prometido "fortalecer la justicia" como solución a los problemas de violencia e impunidad. Los gobiernos de los Estados Unidos y de la Unión Europea han aportado grandes sumas para ese objetivo. Sin embargo, la impunidad campea a niveles escandalosos: al finalizar la administración Gaviría, el Director Nacional de Planeación reveló (abril/94) que de 100 delitos que se cometen en Colombia, sólo 21 son denunciados, y que de éstos, 14 prescriben por diferentes razones y sólo 3 terminan en sentencia, lo que arroja un índice de impunidad total del 97%. Y si miramos el problema desde la Procuraduría, que es el organismo que vigila a los funcionarios del Estado y solo produce sanciones de tipo administrativo (no penas), el último Informe del Procurador sobre las situación de los derechos humanos (junio/93) reconocía que menos del 10% de las quejas recibidas (que se colocan bien pocas) son investigadas, y que de éstas, solo el 21% culminan en un fallo, y que de ésos fallos, en el caso de los militares, el 56% son absolutorios.
Por qué no funciona la Justicia? La mayoría de la gente ya no cree en ella justamente porque no funciona (un círculo vicioso?) y prefiere buscar formas de justicia privada o se resigna a la impunidad. Frente a los Crímenes de Estado es extremadamente difícil convencer a una víctima, a un familiar o a un testigo para que rinda una declaración acusatoria o se constituya en Parte Civil dentro del proceso que le concierne, pues están convencidos de que con ello firman su sentencia de muerte o atraerán una cadena infinita de persecuciones y desgracias sobre sí y sobre su familia. Cómo darles confianza, mientras el número de denunciantes asesinados o desaparecidos crece?
A pesar de todo, hay minorías valientes que no se resignan a la impunidad y rinden sus declaraciones. Son casos realmente excepcionales, pero no por ello dejan de estrellarse contra la muralla inexpugnable de la impunidad. Cuando las pruebas son insoslayables, el caso pasa a Jurisdicción Penal Militar, donde los militares se juzgan a sí mismos en tribunales donde se fusiona la autoridad institucional con la judicial, produciendo figuras como ésta, que no pocas veces se ha repetido: el que dio la orden de cometer el crimen actuando como presidente del jurado que juzga a los que la obedecieron. Cuando el caso escapa a la "justicia" castrense o se ventila solamente en la Procuraduría, los métodos de la Guerra Sucia, con sus refinados mecanismos de clandestinidad y de confusión, rara vez permiten que los expedientes salgan de ese "Limbo" que se denomina "Investigaciones Preliminares", donde realmente se abusa del término "investigación". Si la víctima, sus familiares o alguna organización no gubernamental no hacen ellos mismos la investigación y aportan las pruebas a funcionarios que rara vez salen de sus escritorios, el expediente será archivado luego de un tiempo prudencial.
Pero qué pruebas pueden aportar las víctimas o sus familiares? Solamente testimonios de quienes presenciaron furtivamente el crimen o alguno de sus momentos secuenciales y no tienen mucho miedo a las represalias. Sin embargo, el testimonio ha sido progresivamente envilecido. Unas veces se le niega toda credibilidad arbitrariamente, como en el caso del asesinato de la misionera Suiza Hildegard Feldmann (sep. 9 de 1990), en el cual la Procuraduría rechazó 24 testimonios coincidentes, tomados por diferentes funcionarios, en distintas fechas y en diversos lugares, y solo aceptó la versión de 4 militares, 3 de ellos incursos en el crimen y uno que no fue testigo, con el absurdo argumento que: "el interés del ofendido lo puede llevar a distorsionar la verdad". Otras veces se busca invalidarlo mediante "testimonios" opuestos que digan lo contrario, como sucedió en el caso del proyecto paramilitar de El Carmen de Chucuri, sin que los investigadores se tomen el trabajo de comprobar los hechos objetivos a que aluden los testimonios (en el caso de El Carmen de Chucuri bien hubieran podido revisar más de 300 actas de defunción, pero no lo hicieron). El actual régimen de "Justicia Secreta" se presta admirablemente para comprar testimonios tendientes a invalidar otros (fuera de los que se compran para acusar falsamente de "guerrilleros" o "terroristas" a quienes reclaman justicia o a quienes ponen las denuncias, como en el caso del Párroco de El Carmen de Chucuri).
Qué hacer, entonces? De todas maneras la impunidad sigue siendo la clave fundamental del modelo y sus consecuencias desastrosas para la sociedad:
deja intactas las estructuras y asiente implícitamente a las conductas que hicieron posibles los crímenes, allanando el camino para que se continúen perpetrando;
legitima ante la sociedad conductas que destruyen radicalmente la convivencia humana civilizada;
atenta contra las leyes que tipifican esos crímenes invalidándolas en su dimensión operativa;
destruye la confianza en el sistema de justicia y deja desprotegidos a los ciudadanos frente al crimen;
estimula la búsqueda de formas de justicia privada y el desarrollo de múltiples formas de violencia;
constituye una nueva afrenta para las víctimas, para sus familiares y para todos los que comparten moralmente los efectos del crimen;
atenta contra la credibilidad de las instituciones, sobre todo de aquellas más involucradas en la perpetración de los crímenes y en la complicidad o tolerancia de los mismos;
destruye la base fundamental del Estado de Derecho;
crea en la sociedad un ambiente de aceptación fatal del crimen de Estado que lleva a considerar como altamente riesgoso el ejercicio de determinados derechos civiles, políticos y sociales, haciéndolos efectivamente nugatorios y destruyendo la conciencia moral de la sociedad;
condiciona o determina las conductas sociales y las posiciones ideológicas con censuras subliminales a toda exigencia de justicia o a toda posición favorable a una sociedad alternativa.
La impunidad se escuda en los numerosos vacíos e ineficiencias de la justicia; en la omisión culpable de todos los poderes; en el celestinaje de los medios de 'información"; en la manipulación sentimental de la opinión pública; en las intimidaciones y chantajes de los victimarios.
A veces se la legitima con tesis que no resisten ningún análisis ético, como la de la licitud de combatir Crimen con crimen, absolviendo por principio y de antemano a quienes lo hacen desde el Estado; o la de equilibrar las amnistías e indultos otorgadas a grupos insurgentes con amnistías e indultos a los culpables de Crímenes de Lesa Humanidad desde el Estado, reivindicando para los victimarios el imposible "derecho de perdonarse a sí mismos".
Pero también la impunidad ha buscado legitimaciones religiosas, a través de un recurso ilegítimo a la veta reconciliatoria del Cristianismo, desnaturalizando el valor cristiano del perdón. Se ha querido extraer el perdón de su ámbito propio de las relaciones interpersonales, donde se realiza su valor cristiano como acto creador, gratuito, libre y riesgoso, que busca superar situaciones límite de ruptura mediante una fe activa en el ofensor, reconstruyéndolo como hermano, y trasladar ese perdón al ámbito de las relaciones jurídico políticas, donde las relaciones humanas son mediadas por estructuras que eluden las dimensiones de gratuidad, creatividad y libertad en que se nutre esencialmente el valor del perdón.
Lamentablemente el discurso del "perdón y olvido", asumido incluso por algunos episcopados, no hace siquiera alusión a lo que la tradición teológica cristiana dejó en los grandes catecismos, cuando se esforzó por traducir al ámbito de lo masivo el valor cristiano del perdón y formuló sus 5 condiciones clásicas de autenticidad: examen de conciencia, arrepentimiento, propósito de enmienda, confesión y reparación del daño.
Un esfuerzo similar se impone para traducir el valor de la reconciliación cristiana al ámbito de las relaciones jurídico políticas. Allí no podría soslayarse un esclarecimiento público de la culpabilidad, ni la condena explícita de los mecanismos, estructuras y doctrinas que posibilitaron los crímenes, ni medidas correctivas que cierren el camino a la reiteración de los mismos, ni la reparación a las víctimas y a la sociedad. La naturaleza misma de una comunidad política hace que, si no existe una sanción social explícita y profunda que repercuta en la memoria social, los crímenes no son deslegitimados. De lo contrario, el valor cristiano del perdón puede alcanzar su máxima perversión: pasar de ser un acto creador de fraternidad a ser un acto encubridor de la institucionalización del crimen y destructor de las barreras protectoras de la dignidad humana .



Dictadura Militar de Colombia

    En la noche de ese sábado 13 de junio de 1953, Rojas Pinilla asumió el poder mientras Gómez y su familia viajaban hacia España, país en donde obtuvieron asilo, y en el que casi  cinco años después Sitges, una de sus ciudades, se convirtió en el eje central del “acuerdo de paz” que permitió a los partidos tradicionales, el Liberal y el Conservador, terminar con su enfrentamiento civil, iniciado el 8 de abril de 1948 y, simultáneamente, crear el nuevo mecanismo político conocido como “Frente Nacional”.  
 
    Sin haberse disparado un sólo tiro, y contando con el apoyo unánime del liberalismo y de muchos dirigentes conservadores,  enemigos de Gómez Castro, Colombia pasó de un régimen civil a uno militar, en una sucesión acelerada de hechos políticos que buscaron un entendimiento entre las dos colectividades históricas en torno a Rojas, objetivo que se logró en un principio, pero que después fracasó, porque el general se dedicó a gobernar únicamente con ministros conservadores y, además, con muchos desaciertos y denuncias de ejercer el “tráfico de influencias”.  
 
    Laureano Gómez, “jefe único” del partido Conservador, fue elegido presidente en mayo de 1950 para un periodo constitucional de cuatro años, que comenzó el 7 de agosto en elecciones en las que el liberalismo se abstuvo, pero al año se vio obligado a dejar la Jefatura de Estado por enfermedad y lo sustituyó Roberto Urdaneta Arbeláez, dirigente de su mismo partido. En 1946 había recuperado y asumido el poder su copartidario Mariano Ospina Pérez, tras 16 años de hegemonía liberal.  
 
    El 12 de junio de 1953 Gómez, aún  enfermo, reasumió la presidencia, luego que Urdaneta Arbeláez se negase a firmar un decreto llamando a “calificar servicios”, en el argot militar, y destitución, en el civil, a Rojas Pinilla, quien había adquirido una gran relevancia dentro del estamento castrense y un inusitado apoyo de los dirigentes políticos, “enemigos de Laureano”. 
 
    Rojas Pinilla debía viajar ese 13 de junio a Washington para asumir el cargo de agregado militar colombiano ante el gobierno estadounidense, y cuando se encontraba en el antiguo aeropuerto de “Techo”  -hoy convertido en el populoso barrio Kennedy-, y su equipaje había sido introducido al avión de Aerovías Nacionales de Colombia (Avianca) que viajaba a la capital norteamericana, recibió el “soplo” que sería destituido por Gómez, por lo que canceló el billete de avión y se quedó en Bogotá.  
 
    Mientras tanto, Gómez había nombrado a un incondicional amigo suyo y ministro de Obras Públicas, Jorge Leyva, como ministro de la Guerra (Defensa), pero cuando este fue a la sede de las Fuerzas Armadas para su reconocimiento por la oficialidad y la tropa, se le detuvo. De esta forma comenzó el golpe de estado, que ocho horas después culminó con la asunción del poder por parte del jefe castrense –también Conservador- y el viaje a España del presidente derrocado.  
    “General, salve usted la patria” le dijeron a Rojas Pinilla los jefes de los partidos Liberal y Conservador, Alberto Lleras Camargo, y Mariano Ospina Pérez, respectivamente, ambos ex presidentes de Colombia, que así lo respaldaron políticamente en el “golpe de estado”.  
 
    La “luna de miel” entre Rojas Pinilla y los dirigentes de los partidos tradicionales no duró muchos años, y quienes habían alentado el golpe contra Gómez, se convirtieron en ”enemigos políticos”, empezando por su “ministro de máxima confianza”, el de Gobierno Lucio Pabón Nuñez, los ex presidentes Lleras y Ospina, el ex embajador de Colombia en España y “eterno” aspirante a la jefatura del estado Gilberto Alzate Avendaño, Carlos Lleras Restrepo, Darío Echandía y muchos otros.  
 
    Tras haberse incrementado la violencia en el país y por las acusaciones de corrupción de su gobierno, Rojas Pinilla soportó un “golpe de opinión”, que se reflejó en una parálisis completa de Colombia y el 10 de mayo de 1957, como había sucedido con Gómez, el general viajó asilado a España, habiéndose encargado a una Junta Militar, que él mismo nombró antes de partir, el gobierno del país.  
 
    La junta, que gobernó hasta el 7 de agosto de 1958 e hizo la transición política del estamento militar al civil, estaba  integrada por los generales Gabriel París, Rafael Navas Pardo y Luis Eduardo Ordoñez –del ejército-; el almirante y director de la Armada Rubén Piedrahita Arango y el general y director de la Policía Deogracias Fonseca.  
 
    El derrocamiento de Rojas Pinilla –también sin haberse derramado sangre- obligó al entonces Director del Partido Liberal, Lleras Camargo, hacia finales de 1957, a trasladarse a España y pactar con Laureano Gómez, con quien suscribió el “Acuerdo de Sitges”, un convenio entre los Partidos Conservador y Liberal que institucionalizó la alternancia en el poder cada cuatro años entre esas colectividades.  
 
    Así se creó el “Frente Nacional”, un sistema político “sui genéris”  que, además de la alternancia, determinaba el reparto igualitario de las carteras ministeriales y de altos cargos entre dirigentes de los dos partidos y el cual se prolongó por dieciséis años, durante los cuales gobernaron Colombia, Alberto Lleras Camargo (liberal, 1958-1962); Guillermo León Valencia (conservador, 1962-1966); Carlos Lleras Restrepo (liberal, 1966-1970) y Misael Pastrana Borrero (conservador, 1970-1974).  
 
    El “Frente Nacional” sirvió para apaciguar los espíritus bélicos de los partidos políticos y para que Colombia tuviera una etapa de recuperación y progreso en todos sus órdenes, hasta el punto que los gobiernos que precedieron a la terminación de ese sistema bilateral, continuaron empleando la misma fórmula de gobernar con ministros pertenecientes a aquellos, aunque la proporción ya no fuese igualitaria y empezaron a soportar la transformación de la guerrilla en bandas de terroristas.  
 
    La alteración política sufrida por Colombia en 1953 sirvió para demostrar dos cosas: La primera, que los dirigentes civiles se equivocaron al apoyar un golpe que violaba la Carta Magna y por ello tuvieron que rectificar y purgar sus culpas olvidándose de hegemonías y, la segunda, que el estamento militar es apreciado por el pueblo mientras cumple su función, pero no tiene apoyo cuando abandona sus cuarteles y se encarga de una misión institucional no diseñada para los “uniformados”.
 

lunes, 25 de octubre de 2010

Reseña Historica de Panamá

La historia de Panamá ha sido ampliamente influenciada por la posición estratégica de este istmo estrecho que une América del Norte con América del Sur y que separa el océano Pacífico del océano Atlántico. Los Cunas, los Chocos y los Guaymis fueron algunas de las tribus indígenas que han ocupado la región. Aún cuando estas civilizaciones no fueron tan avanzadas como la de los Mayas o los Incas, puede que hayan sufrido la influencia de ellas. El explorador Rodrigo de Bastidas desembarcó sobre el territorio en 1501 y, al año siguiente, Cristóbal Colón reivindicó Panamá en nombre de España.

Panamá sirvió de base para el transporte marítimo de los minerales, metales preciosos y tesoros provenientes del Perú y encaminados hacia España por un eje que atravezaba el país de un océano al otro, de Panamá al puerto de Nombre de Dios, sobre el Atlántico. Dependiente del virreinato del Perú, Panamá fue integrada a la Nueva Granada a comienzos del siglo XVII y permaneció bajo dominación española hasta 1821. La Nueva Granada fue entonces unida a la República de la Gran Colombia, creada bajo el arbitrio de Simón Bolívar. En 1826, Bolívar reunió a los gobernantes de cinco estados de la Gran Colombia, en Panamá, durante el congreso panamericano, a fin de construir con ellos la unidad del continente sudamericano. Murió, sin embargo, en 1830, antes de haber consolidado esta unificación.

Ya en 1855, los norteamericanos habían acabado la construcción de una vía férrea que atravezaba Panamá de un océano al otro. Los españoles habían tenido la idea de construir un canal para unir los dos océanos, pero fue un francés, Ferdinand de Lesseps, quien, en 1880, realizó finalmente el primer intento con la Compañía Universal del Canal Interoceánico. Sin embargo, los trabajos fueron interrumpidos nueve años más tarde, en razón de un grave escándalo político-financiero que sacudió a la III República Francesa.
En 1903, Colombia rehusó a los Estados Unidos el derecho de acabar el canal. En reacción, los Estados Unidos incitaron a Panamá a sublevarse. El 3 de noviembre de ese mismo año, Colombia debió entonces consentir la creación de la República de Panamá. Tropas norteamericanas fueron enviadas para sostener al nuevo gobierno panameño y, desde el 18 de noviembre, los derechos del canal fueron vendidos a los Estados Unidos.
El canal fue acabado en 1914, y devino un pasaje obligado para los buques que navegaban entre los océanos Atlántico y Pacífico, evitándoles el largo, y a menudo peligroso, viaje alrededor del Cabo de Hornos, en el extremo de América del Sur. Los Estados Unidos controlaban el canal, y la mayoría de los puestos de dirección fueron confiados a ciudadanos norteamericanos.

Desde la independencia, adquirida en 1903, la vida política de Panamá ha tenido sobresaltos, habiendo mucho en juego en las relaciones a menudo tensas con el vecino norteamericano.
En 1968, a continuación de una serie de discutidas elecciones y de crisis constitucionales, el general Omar Torrijos, comandante de la guardia nacional, tomó el poder.

A la muerte de Torrijos, en 1981, su ministro de Defensa, el general Manuel Antonio Noriega devino cada vez más influyente. En 1988, Eric Arturo Delvalle, vuelto presidente en 1985, intentó expulsar a Noriega, quien, luego, destituyó a Delvalle. Noriega gobernó como jefe de la Asamblea Nacional y decretó el estado de sitio.

El régimen de Noriega se volvió cada vez más represivo y corrupto. Las relaciones con los Estados Unidos se deterioraron, el presidente norteamericano, George Bush, llamó en mayo de 1989 al ejército y al pueblo panameño a derrocar a Noriega. En octubre de 1989, una tentativa de golpe de Estado contra Noriega fracasó, y el 20 de diciembre del mismo año los Estados Unidos enviaron tropas a Panamá (operación "Justa Causa"). Noriega se refugió en la nunciatura del Vaticano, pero fue extraditado a los Estados Unidos; en 1990, los norteamericanos instalaron en el poder a Guillermo Endara. Reconocido culpable de tráfico de drogas, Noriega fue condenado, en 1992, a purgar una pena de prisión de 40 años en los Estados Unidos.

Reseña Historica de Colombia

Fue alrededor del río Magdalena donde se econtraron las primeras huellas de presencia humana en Colombia. Reliquias de una civilización casi desconocida, que data de los últimos cinco siglos A.C., fueron descubiertas en San Augustín, cerca del origen del río, en los Andes colombianos: estatuas de piedra, bajorrelieves, cámaras funerarias y santuarios, en un estilo que recuerda a veces al de los aztecas.

Siglos más tarde, antes de la llegada de los españoles, las altas mesetas del este, cerca del río Magdalena, estaban habitadas por una tribu amerindia, los Chibchas. Buenos agricultores, eran también excelentes orfebres y se han encontrado cantidades de pequeños objetos (collares, figuras) en oro o en tumbaga (una aleación de oro y cobre), que datan de 1000 a 1500 a.c.

En 1502, en su primer viaje al Nuevo Mundo, Cristóbal Colón exploró una parte del imperio de los Chibchas, en las costas septentrionales de la actual Colombia. Tras sus pasos, los conquistadores españoles establecieron en Darién, en 1510, su primera colonia sobre el continente americano. Atraidos por este nuevo "eldorado", los colonos progresaron rápidamente. En la costa, en primer lugar, fundaron Cartagena, después, Santa Marta. Hacia el interior, a continuación; Santa Fé de Bogotá - que sería más tarde Bogotá - fue conquistada por Gonzalo Jiménez de Quesada, en 1538.

La región fue, a partir de 1544, integrada al virreinato del Perú, antes de ser, en 1740, el centro del virreinato de la Nueva Granada. La economía de la colonia reposaba entonces, en gran parte, sobre la esclavitud: a los indios sucedieron los esclavos negros. También se sirvió de los recursos naturales del territorio (esmeraldas y otras piedras preciosas) y la presencia del istmo, que aseguraba el esplendor de las ciudades portuarias.

Sin embargo, los españoles, que acaparaban las riquezas, se toparon con la hostilidad creciente de los indígenas. La revuelta de los comuneros de Socorro, en 1781, fue la primera manifestación de la identidad criolla y el preludio de los movimientos por la independencia. Los insurgentes marcharon entonces a la capital, para protestar contra los nuevos impuestos de los españoles y reclamar su parte de la riqueza nacional. Desde entonces, el pueblo de Nueva Granada hizo parte del movimiento por la independencia que nacía en el conjunto del Imperio español.

En 1810, las provincias de la Nueva Granada se reunieron en federación y decidieron romper con España. Frente a la represión dirigida por las autoridades españolas, el deseo de independencia fue sofocado por un tiempo. Sin embargo, los éxitos militares de Simón Bolívar sobre los españoles, un poco por todo el continente, devolvieron las esperanzas a los independentistas. Así, el 7 de agosto de 1819, el general Bolívar obtuvo una victoria decisiva en la batalla de Boyacá. Una vez en Bogotá, proclamó entonces la independencia de la Nueva Granada.

Algunos meses más tarde, el Congreso de Angostura (17 de diciembre de 1819) dio nacimiento al estado de Gran Colombia, que reunía la Nueva Granada, la actual Panamá y, después de su liberación, Venezuela y Ecuador. Esta experiencia no sobrevivió a su inspirador y, en 1830, después de la muerte de Bolívar, Venezuela, después Ecuador, hicieron secesión.

Desde los primeros años de la independencia, el país estuvo dividido en dos bloques políticos que se enfrentarían durante décadas. Por un lado, los conservadores, sostenidos por la Iglesia, partidarios de un estado centralizado; por el otro, el bloque liberal, federalista, que quería sustraer la política de la influencia de la religión. Las primeras décadas que siguieron a la independencia estuvieron marcadas por varias guerras civiles y por frecuentes cambios constitucionales.

En 1858, el país fue dotado de una constitución semi-federal y la nueva República fue bautizada Confederación Granadina. Cinco años más tarde nacían los Estados Unidos de Colombia, sobre el modelo decididamente federal del vecino norteamericano. Después de algunos años de relativa estabilidad, una nueva guerra civil estalló en 1876. De retorno al poder, los conservadores impusieron al país, en 1886, una constitución centralista, la de la República de Colombia, que quedó en vigor hasta 1991.

La segunda mitad del siglo XIX se caracterizó por numerosos cambios, que marcaron profundamente la sociedad: la abolición de la esclavitud en 1851; luego, en 1853, la separación de la Iglesia y el estado.

En 1903, empujado por los Estados Unidos, Panamá accedió a la independencia. Colombia perdió entonces un acceso importante al comercio marítimo; sin embargo, las compensaciones financieras acordadas por Washington le permitieron asimismo iniciar la diversificación de la economía, que reposaba hasta entonces esencialmente sobre el comercio del café.

Hasta 1930, Colombia tuvo un período de estabilidad política y pudo consagrarse a su desarrollo económico. La construcción de rutas, desde principios del siglo, permitió un comienzo de la expansión comercial. La explotación de los yacimientos de petróleo y el cultivo de café tomaron también amplitud. Los liberales, de regreso al poder en 1930, se comprometieron en nuevas reformas. Hasta la renuncia, en 1945, del presidente Alfonso López Pumarejo, hicieron votar una ley de reforma agraria, el reconocimiento del derecho de huelga y los derechos sindicales, un salario mínimo y vacaciones pagas.

A partir de 1945, el ala más radical del partido liberal, dirigida por Jorge Eliecer Gaitán, que se oponía a la política de unión nacional del presidente Alberto Lleras Camargo, se volvió cada vez más popular. El 9 de abril de 1948, el asesinato de Gaitán desencadenó en una sangrienta revuelta contra el gobierno conservador en Bogotá y en las principales ciudades del país. La violencia - es así como se bautizó esta insurrección popular -, dejó al menos 1.500 muertos y 20.000 heridos. La revuelta fue contenida finalmente y el gobierno fue reequilibrado en favor de los liberales.

El 13 de junio de 1953, el general Gustavo Rojas Pinilla tomó el poder, gracias a un golpe de estado. En 1957, después de más violencia, Rojas Pinilla fue derrocado por una junta militar. Esta resolvió convocar a elecciones generales y fue acordada una tregua entre los liberales y los conservadores. Decidieron entonces la alternancia en los más altos puestos del estado (presidencia y gabinetes ministeriales) por un período de 16 años. Sin embargo, la nueva coalición, el Frente Nacional, no logró detener la violencia política.

El liberal Alberto Lleras Camargo fue elegido en 1958; en 1962, el conservador León Valencia le sucedió. Los liberales regresaron al poder en 1966, con Carlos Lleras Restrepo. La coalición conservó la mayoría en las dos cámaras, pero raramente logró reunir la mayoría de dos tercios necesaria para el voto de las leyes, y el país conoció entonces varios períodos de una quasi-parálisis. Este clima favoreció una guerra civil latente, que encontró también sus raices en el marasmo económico.

Desde los años '50, ciertos paisanos, influenciados por la emergencia del comunismo, constituyeron, sobre sus tierras, "zonas de autodefensa". Este movimiento fue rápidamente sustituido por una guerrilla organizada: las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), creadas en 1966, que lanzaron una campaña de atentados. Frente a esta situación, el presidente conservador Guillermo León Valencia declaró el estado de sitio y, con la ayuda de los Estados Unidos, se lanzó en una lucha sin tregua contra los grupos armados. Siguiendo a las FARC, el movimiento M-19 lanzó a su vez, en los años'70, una guerrilla, esta vez, urbana. Cuando la coalición del Frente Nacional llegó a su fin, en 1974, Alfonso Lopez Michelsen, un liberal, fue elegido presidente.

La amnistía de unos 400 guerilleros por el presidente Betancur, elegido en 1982, y su orientación hacia un régimen de liberalización (y en particular la tregua acordada en mayo de 1984, entre el gobierno y los rebeldes) no bastó para traer la paz civil a Colombia. Los enfrentamientos recomenzaron con más fuerza en 1985. En noviembre, los guerilleros se apoderaron del Palacio de Justicia de Bogotá, tomando decenas de personas como rehenes. El ejército intervino y estallaron muy violentos combates: 100 personas murieron, entre ellas el presidente de la Corte Suprema y diez jueces.

Los liberales ganaron las elecciones de 1986 y Virgilio Barco Vargas, su dirigente, llegó a la presidencia de la República. En agosto de 1989, en respuesta a una ola de atentados en los cuales los carteles de cocaina colombianos estaban implicados, el gobierno se lanzó, con la ayuda de Washington, a una guerra total contra los traficantes de droga y sus redes. Más de 10.000 personas fueron detenidas y los bienes de los sospechosos fueron confiscados.

Fue en este cuadro de violencia que se desarrolló la elección presidencial de 1990; tres candidatos fueron asesinados. El liberal César Gaviria Trujillo, elegido presidente en mayo, intentó entonces una política de reconciliación. Con la nueva constitución de julio de 1991, quiso reforzar las instituciones democráticas: el estado de sitio fue levantado y fue acordada la amnistía con los traficantes de droga que se rendían.

La lucha contra los narcotraficantes marcó un giro en 1993, cuando Pablo Escobar, el jefe del cartel de Medellín, murió en manos de las fuerzas de seguridad del gobierno.

martes, 12 de octubre de 2010

Geografia Economica de Colombia

Geografia Economica de Colombia

Colombia tiene un PIB (Producto Interno Bruto) per cápita de 6.700 dólares estadounidenses (2006). 

Según datos de 2007, en la estructura económica de Colombia la agricultura llega al 11,5% del PIB nacional y acoge el 22,7% de la población activa; la industria un 30% y el 19% de la población activa; y el 52,5% restante corresponde a servicios y el 58,5% de la población activa. Hay más de un 10% de paro. 

La mala marcha de la economía colombiana se puede remontar a la década de 1930. La situación de violencia generalizada, casi de guerra civil que llegó a vivir durante las décadas de 1970 y 1980 han impedido el crecimiento. Sólo en la actualidad la estabilidad que se muestra está haciendo salir al país del pozo. Colombia tiene un gran potencial de crecimiento, y las empresas pueden hacer grandes negocios aprovechando, precisamente, esa posibilidad de desarrollo acelerado. No obstante, las políticas ultraliberales, sin protección social, han dejado a gran parte de la población fuera del mercado, reduciendo las posibilidades de crecimiento y aumentando la violencia social. Se hacen necesarias políticas económicas más equilibradas, que garanticen el acceso a los recursos de la mayor parte de la población. No hay que olvidar que, por volumen, la economía de Colombia es la cuarta más grande de América Latina, tras Brasil, México y Argentina. 

La agricultura colombiana, como la de la mayoría de los países americanos, tiene un carácter dual, uno para el consumo interior, de subsistencia, en donde predomina el minifundio con productos como patata, maíz, yuca, cereales, leguminosas y hortalizas; y otro con destino a la exportación, con productos como café, caña de azúcar, flores y banano. En Colombia el 96% de los propietarios suman el 30% de la superficie útil. La ganadería es un sector importante, sobre todo porque está orientado al consumo interno. La silvicultura, a pesar de la gran cantidad de bosques del país, es un sector poco desarrollado. La pesca proporciona gran variedad de recursos para la economía local. 

Aquí hay que mencionar uno de los problemas más graves de la economía colombiana, que es la producción de cocaína. Por sí solo genera una economía paralela e ilegal que desincentiva la inversión en otros sectores, y especialmente la dedicación agrícola a otros productos.
Colombia tiene una interesante producción de petróleo, que se extrae en el norte y a lo largo del río Magdalena. No obstante, está muy lejos de la importancia que tiene este para su vecino Venezuela. También se extrae oro, esmeraldas y carbón, que originan muchas actividades económicas. El carbón, el petróleo y la hidroelectricidad proporcionan a Colombia su energía eléctrica en abundancia

La industria está dominada por el subsector petroquímico. También hay un potente sector metalúrgico y agroalimentario, pero en general las dificultades de industrialización de Colombia han estado relacionadas con la violencia social. La industria tradicional va dejando paso a las empresas multinacionales que producen con vistas a la exportación, mirando, tan sólo de reojo, al mercado interno. Las principales zonas industriales colombianas son: Bogotá, Medellín, Cali, Cartagena y Barranquilla. 

Los servicios en Colombia se encuentran dominados por los de tipo personal y el comercio. El turismo está muy escasamente desarrollado, debido a la fama de país peligroso en el que son frecuentes los secuestros de extranjeros. Los transportes y las comunicaciones son muy malas en general. Sólo el eje de Bogotá a la costa es relativamente bueno, pero las comunicaciones en el interior del país es difícil; lo que lastra mucho el desarrollo económico. 

Colombia está asociada a varios acuerdos de libre comercio, como el Tratado de Libre Comercio (TLC) Colombia-EEUU aunque no está en vigor, la Comunidad Andina de Naciones, el Área de Libre Comercio de las Américas y el Grupo de los Tres (México, Colombia y Venezuela).

Colombia importa sus productos de Estados Unidos, México, Brasil, China, Venezuela, y Japón; y los exporta a Estados Unidos, Venezuela y Ecuador, principalmente.
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Geografia Economica de Panama


Geografia Economica de Panama
El principal sector económico del país es la agricultura, que ocupa a la mayor parte de la mano de obra activa. Los principales cultivos de subsistencia son los cereales, la mandioca, la yuca, el ñame y otros tubérculos tropicales, así como la patata, las legumbres y hortalizas. Los principales cultivos para la exportación son los plátanos, con más de la mitad del valor total, la caña de azúcar y el café. La producción pesquera, la ganadería y las maderas tropicales representan igualmente ingresos considerables para el país. El subsuelo es rico en minerales, aunque la exportación minera no es destacable porque en la actualidad son pocas las minas explotadas.
La industria es poco activa, ya que los débiles recursos naturales y el mercado restringido limitan el desarrollo industrial a las actividades de transformación de alimentos, al sector químico y a la refinería de petróleo. Sin embargo, en los últimos años se ha llevado a cabo un proceso de industrialización importante, entre ellas varías industrias azucareras y de cemento dotadas de maquinaria moderna. El principal proveedor y comprador de Panamá es E.U.A., aunque existe un importante comercio también con México, Japón, Costa Rica y Alemania. Panamá exporta principalmente plátanos, café y azúcar, e importa productos minerales, equipamiento eléctrico, productos químicos, equipamientos de transporte y alimentos.
El país, que es miembro del Banco Interamericano de Desarrollo, ve favorecido su desarrollo por la "zona franca" de Colón, donde se han instalado numerosas industrias y donde se transforman para la reexportación las mercancías que las empresas extranjeras depositan allí. En Panamá, donde se ubica una de las más importantes vías de comunicación mundial, el canal interoceánico, hay, no obstante, una red de comunicaciones en desarrollo. La vía importante del país es la carretera panamericana en tanto que las principales vías de comunicación se encuentran en la Zona del Canal, ahora bajo control panameño.
Historia

Cuando los españoles descubrieron el istmo de Panamá (1501), el territorio panameño estaba habitado por varias tribus indígenas: los chibchas, en el oeste; los caribes, en la costa del mar Caribe; y los chocoes, en el sur. En 1502, Colón, en su cuarto viaje, desembarcó en el puerto natural de Portobelo y recorrió la parte occidental del Istmo, a la que denominó Veragua. En 1510, Diego de Nicuesa fundó un fortín en nombre de Dios. En 1519, el gobernador del territorio, entonces llamado Castilla de Oro, fundó la ciudad de Panamá, que muy pronto se convirtió en uno de los centros más activos e importantes del Imperio español en América, dado que de esta ciudad partieron expediciones para la conquista de Colombia, Perú y Ecuador.
En 1521 Panamá obtuvo el título de Real Ciudad y en 1535 se estableció en Panamá la tercera Real Audiencia de la América Española. Al iniciarse la explotación de las minas peruanas, el istmo se convirtió en una importante ruta comercial. A Panamá llegaban los metales preciosos con destino a España y los productos manufacturados procedentes de la metrópoli. Panamá pasó a depender del virreinato de Perú (1718), pero en 1722, y a causa de la lentitud de las comunicaciones con el virreinato, se estableció nuevamente la Audiencia en Panamá.
En 1749, la Compañía de Jesús fundó la primera universidad del Istmo, que en 1751 pasó a depender del virreinato de Nueva Granada. En 1821, Panamá se proclamó independiente, aunque se unió a la Gran Colombia con el nombre de Departamento de Istmo. Sin embargo, en 1830 se disolvió la Gran Colombia y Panamá siguió unida a Colombia, aunque gozó de gran autonomía gracias a las deficientes comunicaciones que dificultaban la relación entre ambos territorios. En 1840, el general Tomás Herrera proclamó la independencia y estableció el estado del Istmo de Panamá, que duró sólo un año. En 1855 Panamá logró cierta autonomía respecto al gobierno de Colombia, con lo que pasó a denominarse Estado Federal del Istmo.
En 1881, el francés Ferdinand Lesseps, inició las obras del canal con el objeto de comunicar el Atlántico con el Pacífico. Tras el fracaso de este proyecto, después de tres años de enfrentamientos entre liberales y conservadores, los E.U.A., conscientes del valor estratégico del territorio, tomaron la iniciativa de la construcción, que finalizó en 1914. Los intereses de los E.U.A. en Panamá propiciaron el movimiento de independencia del territorio panameño el 6 de noviembre de 1903, aunque Colombia no reconoció al nuevo país hasta 1914. El 18 de noviembre de 1903, el nuevo gobierno panameño firmó el tratado de Hay-Bunau Varilla, según el cual se concedía a E.U.A. el derecho a terminar la vía, a través del Istmo, y a dominar una zona de 8 km de ancho, a cada lado del canal.

martes, 5 de octubre de 2010

Geografia Humana de Panamá

 Población de Panamá

 Panamá tiene una población total en torno a los 3.000.000 de habitantes, y una densidad media de unos 38 h/km². La población en Panamá está muy mal repartida. La mayoría vive en torno al canal de Panamá, donde se llegan a superar los 100 h/km², y en la costa del Pacífico, sobre todo en su mitad occidental (península de Azuero). El resto del país está casi deshabitado.


La mayoría de la población es de origen mestizo, mezcla de indígena y español, y también africano. Los indígenas son muy pocos, y generalmente viven en las regiones poco pobladas y las islas. Destacan las poblaciones de cunas, en las serranías del centro y el oeste, guaymíes, en el oeste y los chocoes, en Dairén. También hay grupos descendientes de chinos e indios que llegaron para la construcción del Canal. El 45% de la población son mestizos, un 25% negros y mulatos, el 20% blancos, el 5% asiáticos y el 5% indígenas.
El crecimiento vegetativo de Panamá es bajo, sobre el 1,6% anual. El ritmo de crecimiento se ha reducido rápidamente desde la década de 1970, cuando se situaban sobre el 3% anual. La tasa de fecundidad es baja, sobre 2,6 hijos por mujer, la natalidad en torno al 20‰. La tasa de mortalidad es baja, en torno al 4‰. La mortalidad infantil es moderada para la región, en torno al 18‰. Con estos datos es muy posible que Panamá haya terminado la transición demográfica, sobre todo en las zonas urbanas.

La distribución por edades está muy equilibrada. El 30% de la población tiene menos de 14 años, el 64% entre 15 y 64, y sólo el 6% más de 65 años. La esperanza de vida al nacimiento se sitúa en torno a los 72 años.

Panamá fue un país de acogida de inmigrantes, sobre todo chinos, asiáticos y africanos, durante la construcción del Canal, pero una vez terminado el ciclo natural fue de emigración, una emigración baja, pero con un saldo migratorio negativo. No obstante, existe una fuerte presión inmigrante sobre la Zona del Canal, que llegan para trabajar en las grandes multinacionales. Suelen ser trabajadores de carácter temporal que, aunque se quedan más tiempo que un turista, no tienen vocación de permanencia.

Fue, también, durante la construcción del canal cuando se dio un proceso de migración interna desde el campo a la zona de canal, mucho más próspera. Este proceso hizo de Panamá un país urbano. El más del 56% de la población vive en ciudades, sobre todo en la capital: Panamá, que presenta una clara macrocefalia con respecto al país.

Las principales ciudades de Panamá son:
    Panamá, 415.964 h, provincia de Panamá San Miguelito, 293.745 h, provincia de Panamá Tocumen, 81.775 h, provincia de Panamá David, 77.057 h, provincia de Chiriquí Colón, 70.687 h, provincia de Colón Arraiján, 58.597 h, provincia de Panamá La Chorrera, 55.871 h, provincia de Panamá Las Cumbres, 52.353 h, provincia de Panamá Pacora, 51.286 h, provincia de Panamá Santiago, 40.879 h, provincia de Veraguas Chitré, 39.925 h, provincia de Herrera Vista Alegre, 38.592 h, provincia de Panamá Chilibre, 30.973 h, provincia de Panamá
Densidad de población en Panamá


 Democrafia Panama

 Para el 2010, Panamá tuvo una población censada de 3.322.576 habitantes. Esto lo convierte en la república menos poblada del continente americano. Entre 1950 y 2010 la población pasó de 839.000 Habitantes a casi 3,3 millones de habitantes. Más del 70% de los panameños habita en areas urbanos y la mitad habita en la ciudad de Panamá y zonas conurbadas.

Demografía de Panamá:

Población (censo 2010) 3.322.576
Hombres (2010) 1.672.568
Mujeres (2010) 1.650.008
Crecimiento Anual(2009) 1,6
IDH (2007) 0,840 (Alto)
Tasa Global de Fecundacion 2,5
Tasa bruta de Natalidad Por mil personas (2009) 20,3
Tasa de Motalidad infantil (2007) 12,7
Esperanza de vida (2009) 75,8 años



Entidades más pobladas

La mayor parte de la población panameña se concentra, en la provincia de Panamá, en la cual para 2010 habitan 1.663.913, de los 3.322.576 panameños, seguida de la provincia de Chiriquí, en donde habitan 409.821 personas. En cuanto a distritos el más poblado es Panamá que supera los 894.565 habitantes . A continuación un mapa de Panamá con la población de cada provincia y comarca:
Provincia Capital Superficie Población (Censo 2010) Hombres Mujeres Viviendas
Bocas del Toro
Coclé
Colón
Chiriquí
Darién
Herrera
Los Santos
Panamá
Veraguas
Kuna Yala
Emberá-Wounaan No 1
Emberá-Wounaan No 2
Ngöbe-Buglé
Madugandí
Wargandí
Bocas del Toro Bocas del Toro 4.643,9 km² 121.952 63.088 58.864 28.948
Coclé Penonomé 4.927 km² 228.676 116.927 111.749 72.840
Colón Colón 4.868,4 km² 232.748 117.721 115.027 73.445
Chiriquí David 6.547,7 km² 409.821 208.186 201.635 134.033
Darién La Palma 11.896,5 km² 46.951 25.764 21.187 15.310
Herrera Chitré 2.340,7 km² 107.911 54.447 53.464 39.861
Los Santos Las Tablas 3.804,6 km² 88.487 45.170 43.317 38.999
Panamá Panamá 11.670,92 km² 1.663.913 826.933 836.980 537.666
Veraguas Santiago 10.629,6 km² 226.641 118.027 108.614 74.092
Comarca Capital Superficie Población  Hombres Mujeres Viviendas
Kuna Yala El Porvenir 2.340,7 km² 31.577 14.981 16.596 5.662
Emberá-Wounaan Unión Choco 4.383,5 km² 9.544 5.148 4.396 2.411
Ngöbe-Buglé Buabidi 6.968 km² 154.355 76.176 78.179 32.941
Total Panamá 78.200 km² 3.322.576 1.672.568 1.650.008 1.056.208



La Economia de Panama

La economía panameña responde mucho más a las necesidades del comercio internacional que a la demanda de su población. A pesar de lo que pudiera parecer el canal de Panamá influye, directamente, poco en el PIB, sólo da trabajo al 1% de la población activa, y los ingresos que obtuvo Panamá durante el siglo XX equivalían al 6% del PIB. No obstante, el peso del Canal en la economía aumentó tras el traspaso definitivo el 31 de diciembre de 1999. Sin embargo, la actividad del comercio internacional que ha impulsado el Canal ha condicionado la economía de Panamá. En primer lugar la monedad que circula por el país es el Balboa, que es equivalente al dólar estadounidense el cual circula legalmente en todo su territorio desde 1904. Es una economía totalmente dolarizada y sin banco central. La presencia de puertos Francos, como Colón, de libre circulación de capitales y mercancías, y sin impuestos, ha propiciado la presencia de gran número de empresas. Panamá es el segundo país del mundo con la mayor flota mercante, después de Liberia, gracias a las «banderas de conveniencia». Debido a estas circunstancias, con frecuencia se ha considerado a Panamá un «paraíso fiscal», y ciertos países reprueban a las empresas que se radican allí.


La economía de Panamá está muy centrada en el sector terciario, pero de él el subsector del comercio internacional y el financiero se lleva más de la cuarta aparte del PIB. No obstante, y desde la asunción de la Zona del Canal por parte de Panamá, se ha intentado un cierto proceso de industrialización.
Panamá es un país de fuertes crecimientos económicos, por encima del 3% anual. El sector primario aporta muy poco al PIB. La agricultura supone el 7% del PIB y la minería el 1%. La industria y la construcción no aportan más del 12%. El resto pertenece a los servicios: comercio interno 9%, transportes y comunicaciones 9%, Zona Libre de Colón, 7%, Canal 6%, finanzas 8%, Administración pública 10%, etc., hasta sumar el 76% del PIB.

A pesar de estas cifras macroeconómicas la renta per cápita de los panameños se sitúa en torno a los 9.000 dólares estadounidenses, lo que le coloca entre los países pobres, incluso por debajo de algunos de los países de su entorno; y es que se trata de una economía orientada al comercio internacional, con muy poca repercusión local.

De no existir la Zona del Canal, la agricultura tendría un peso similar al que tienen en los países de su entorno. Se reproduce aquí el mismo esquema que en el resto de América Central, una agricultura de subsistencia para consumo interno, con explotaciones pequeñas en las que se cultiva arroz, maíz, fríjoles, sorgo, yuca, patatas, ñame, hortalizas y frutas; y una agricultura de plantación para la exportación, con grandes explotaciones muy tecnificadas, en la que predominan el banano (en la costa), la caña de azúcar (en la península de Azuero, el golfo de Parita y la laguna Chiriquí), el café (en las montañas orientadas al Pacífico de las sierras de Tabasará y Veraguas), el cacao, el tabaco y otros menores.
La ganadería también tiene cierta importancia, pero lo más característico es la pesca, cuya producción es capaz de exportar.
La industria es ciertamente escasa, y se centra en el subsector agroalimentario, y la industria petroquímica que, instalada en Colón, exporta derivados del petróleo. Otras industrias importantes son la química, el textil, los electrodomésticos, muebles, etc., muchas de ellas de capital multinacional instaladas en la Zona del Canal.
Panamá debe de importar casi toda su energía. Sólo produce energía por medios hidroeléctricos, gracias a la abundancia de lluvias y los grandes desniveles de sus ríos.

Las comunicaciones son deficientes. Dos son los ejes principales, el ferrocarril y carretera de Colón a la ciudad de Panamá que une Caribe y Pacífico, y la carretera Panamericana que cruza de este a oeste desde Costa Rica a Colombia. El resto de las comunicaciones son deficientes.







Economía de Panamá




Población
2,845,647 habitantes Pirámide de edad  de 0 a 14 años: 33 % (h. 445,382, m. 426,111) De 15 a 64 años: 62 % (h. 828,384, m. 806,205) Más de 65 años: 5 % (h. 71,823, m. 77,189)   Crecimiento Población  Tasa de natalidad: 23.2 nac./1.000 pers. Tasa de mortalidad: 5.42 fallec./1.000 pers. Tasa de inmigración neta: -1.42 emigrantes/1.000 pers. Tasa de mortalidad infantil: 29.7 fallec./1.000 nacidos vivos Tasa de fertilidad: 2.71 niños nacidos por mujer   Porcentajes Hombres/Mujeres Al nacimiento: 1.04 hombres/mujeres Más de 65 años: 0.93 hombres/mujeres Todas las edades: 1.03 hombres/mujeres Esperanza de vida Esperanza de vida del total de la población: 73.92 años Hombres:71.19 años Mujeres:76.75 años Edades De La Población La población panameña muestra todavía una proporción moderadamente alta de jóvenes -un 35% tiene menos de 15 años- y las diferencias por sexo son ligeras pero apreciables, especialmente en los extremos de la estructura etaria: los menores de 15 años son un 35,1% entre la población masculina y un 34,8% entre la femenina y los mayores de 60 años son un 7,1% del conjunto de mujeres y un 6,9% del de hombres. Esta estructura etaria ha oscilado de acuerdo a los cambios demográficos: el fuerte crecimiento poblacional entre 1950 y 1970 hizo aumentar la proporción de jóvenes de un 41% a un 44%, para luego descender al 35% en 1990, como producto de la caída de la fecundidad y el crecimiento general. El cambio de la estructura etaria de Panamá se observa claramente al distribuir la población según una pirámide de edades: en 1950 dicha pirámide presentaba una ancha base formada por el gran volumen de menores y en 1990 esa base se había reducido mientras aumentaba su tronco, compuesto por las personas adultas de mediana edad. El cambio de la composición etaria refleja el hecho de que Panamá se sitúa entre el grupo de países que ya ha avanzado notablemente en su transición demográfica, en el sentido de pasar de una población joven de alto crecimiento a otra más adulta o mayor (como ya sucede en Uruguay, Argentina y Cuba) y de un bajo crecimiento.  
 
PIRÁMIDES DE POBLACIÓN

Geografia Humana de Colombia

Crecimiento demográfico

Las tendencias demográficas en Colombia pueden identificarse a partir de las etapas de ocupación del territorio. Así, inicialmente, en la fase del poblamiento prehispánico, se estima una población nativa de aproximadamente 3.000.000 de indígenas. Esta población decreció a la mitad por el proceso de conquista y las enfermedades transmitidas por los españoles.
En la colonia, la población continuó disminuyendo, aunque se recuperó rápidamente por la introducción de esclavos negros y el asentamiento colonial, lo cual aumentó el número de habitantes y dio origen al proceso de mestizaje.
A comienzos del siglo XIX, debido a las guerras de independencia, la población decreció nuevamente pero en términos de la distribución de la población, se generó una importante movilidad interna a escala regional.
Con la instauración de la República, se presentó una recuperación demográfica marcada por la colonización y ocupación de los valles interandinos. Los conflictos sociales surgidos de las guerras civiles, de la segunda mitad y finales del siglo XIX, llevaron a una nueva disminución de la población e influyeron en el repoblamiento territorial.

Siglo XX

En el siglo XX, el tamaño de la población colombiana se multiplicó nueve veces, pasando de 4.143.632 de habitantes, en 1905, a 37.664.711 de habitantes, en 1993.
La distribución urbano-rural, cambió entre 1938 y 1985. Para 1938, el 70% de la población residía en el campo y sólo el 15% en núcleos urbanos de más de 10.000 habitantes; para 1993, la distribución poblacional se revirtió completamente, pues menos del 30% de la población colombiana vivía en zonas rurales.
El crecimiento de la población, en particular a partir de la década de 1930, se explica, en gran parte, por el aumento de la natalidad y la reducción de la mortalidad, sobre todo la mortalidad infantil. Esto condujo a la llamada "explosión demográfica". Actualmente, debido a la disminución de las tasas de natalidad y de fecundidad, el país se encuentra en proceso de transición demográfica, que se evidencia en el cambio de la estructura poblacional del país.

Movilidad espacial de la población
Por otro lado, la configuración territorial colombiana ha estado relacionada con la movilidad espacial de la población. En el siglo XX, dicha movilidad correspondió a las migraciones campo-ciudad y a los desplazamientos intra e interregionales. Las causas de estos desplazamientos fueron el intenso proceso de urbanización, la incipiente industrialización, el auge del comercio y los servicios, la profundización de la crisis agraria, la concentración de la propiedad y la violencia política en el campo; y los desequilibrios regionales, causados por la reducción de oportunidades y de desarrollo económico.

Crecimiento poblacional según censos

Crecimiento poblacional según censos
Año
Población
1770
806.641
1803
2.000.000
1810
1.400.000
1851
2.105.622
1870
2.391.994
1905
4.143.622
1938
8.701.816
1951
11.548.172
1964
17.482.420
1985
26.525.670
1993
33.109.840
2000
42.299.301 (estimado)


Comunidades indígenas existentes

Los indígenas colombianos están distribuidos entre más de 80 etnias, de las cuales las más numerosas son los  Wayuu, los Nasa, Senu y Embera. Habitan en todos los departamentos, pero los de mayor porcentaje de población indígena son Vaupés (66%), Guainía (65%), Guajira (45%), Vichada (44%), Amazonas (43%), Cauca (22%) y Putumayo (18%). La población indígena censada en Colombia en 2005 se distribuye, por departamentos, en la siguiente forma: bobbos..

# Departamento Población (hab.)
1 La Guajira 278.254
2 Cauca 247.987
3 Nariño 154.766
4 Córdoba 151.064
5 Sucre 81.926
6 Tolima 55.891
7 Cesar 44.833
8 Chocó 41.214
9 Caldas 38.269
10 Putumayo 37.896
11 Antioquia 28.013
12 Atlántico 27.973
13 Risaralda 24.667
14 Valle del Cauca 21.845
15 Amazonas 18.673
16 Vichada 17.641
17 Bogotá D.C. 13.033
18 Vaupés 11.581
19 Guainía 11.559
20 Huila 10.334
21 Magdalena 9.045
22 Meta 8.398
23 Cundinamarca 7.399
24 Norte de Santander 7.189
25 Boyacá 5.776
26 Caquetá 4.718
27 Casanare 4.060
28 Arauca 3.250
29 Santander 2.381
30 Quindío 2.145
31 Bolívar 2.042
32 Guaviare 1.990
33 San Andrés y Providencia 622

Tasa de natalidad:

19,86 nacimientos/1.000 habitantes (2008 est.)


AñoTasa de natalidadPosiciónCambio PorcentualFecha de la Información
2003 21,59 1012003 est.
2004 20,82 101-3,57 %2004 est.
2005 20,82 103 0,00 %2005 est.
2006 20,48 104-1,63 %2006 est.
2007 20,16 105-1,56 %2007 est.
2008 19,86  107-1,49 %2008 est.


Definición: Esta variable da el número promedio anual de nacimientos durante un año por cada 1000 habitantes, también conocida como tasa bruta de natalidad. La tasa de natalidad suele ser el factor decisivo para determinar la tasa de crecimiento de la población. Depende tanto del nivel de fertilidad y de la estructura por edades de la población.


Tasa de mortalidad infantil:

total: 19,51 muertes/1.000 nacimientos
hombres: 23,18 muertes/1.000 nacimientos
mujeres: 15,7 muertes/1.000 nacimientos (2008 est.)

Año
Tasa de mortalidad infantilPosiciónCambio PorcentualFecha de la Información
2003            22,471152003 est.
2004    20,97113-6,68 %2004 est.
2005    20,971120,00 %2005 est.
2006    20,35111-2,96 %2006 est.
2007    20,13107-1,08 %2007 est.
2008    19,51109-3,08 %2008 est.


Definición: Esta variable da el número de muertes de niños menores de un año de edad en un año determinado por cada 1000 niños nacidos vivos en el mismo año. Se incluye la tasa de mortalidad total, y las muertes por género, masculino y femenino. Esta tasa se utiliza a menudo como un indicador del nivel de salud de un país.

Población de Colombia 

La población colombiana constituye una compleja mezcla entre los antiguos pueblos indígenas, los colonizadores españoles, y africanos llegados posteriormente, en los tiempos de la esclavitud. Hoy en día sólo se considera indígena (en sus costumbres y su lengua) al 1% de los colombianos.

En Colombia hay 42 millones de habitantes, aproximadamente. Es el tercer país más habitado de latinoamérica, por detrás de Brasil y México.Treinta de sus ciudades tienen más de 100.000 habitantes . Se calcula que la densidad media poblacional es de 35 hab/km2.

La gran mayoría de su población es urbana (el 74% en 1994). Los nueve departamentos de los llanos orientales, que ocupan la mitad de la superficie del país, han sufrido las fatales consecuencias de la masiva migración a las ciudades. Actualmente cuentan con menos del 3% de la población, lo que suponde una densidad de menos de un habitante por kilómetro cuadrado.

La distribución poblacional en función de los sectores de ocupación es más o menos la siguiente: El 47% de los colombianos se dedica al comercio y a los sevicios, el 27 % a la agricultura, silvicultura y pesca, el 18 % a la industria, y el 8% a otras ocupaciones.

La verdad es que pocos estudiantes extranjeros eligen Colombia para completar su formación. Por ejemplo, la Universidad de Los Andes, una de las mas prestigiosas del país, recibió en 1998 a 68 estudiantes extranjeros, mayoritariamente estadounidenses, franceses, alemanes e ingleses.

Población  economica y activa

La población proyectada para las trece ciudades y sus áreas metropolitanas a julio de 2002, fue de 18.486.000 personas, de las cuales, 14.188.000 estaban en edad de trabajar y 9.180.000 se clasificaron como económicamente activas (7.504.000 ocupadas y 1.676.000 desocupadas). Los subempleados fueron 3.066.000 y los inactivos 5.009.000.
Entre julio de 2001 e igual mes del año 2002, la población económicamente activa creció 4,2% (371.000 personas), la ocupada 3,7% (265.000 personas), la desocupada 6,7% (106.000 personas) y la inactiva disminuyó 0,8% (39.000 personas).


 
Distribución de la población urbana y rural



La ocupación y distribución de la población en el espacio colombiano, es claramente desigual. Mientras la región occidental se encuentra densamente poblada, la región oriental se caracteriza por su escasa población.
En los Llanos Orientales de la Orinoquia y en la Amazonia colombiana (territorios que equivalen al 42% del espacio nacional), habita sólo el 2% de la población del país.
En la región Caribe, la población se concentra en la franja litoral comprendida entre Montería y Santa Marta, y en el eje del río Magdalena. Entre tanto, en la depresión momposina, se encuentran sabanas medianamente pobladas y patrones de poblamiento lineal en las zonas ribereñas e inundables de los ríos más importantes (Sinú, San Jorge, Cauca, Magdalena, Cesar, Lebrija).
En la región Pacífica, se distinguen tres zonas de poblamiento: la de Urabá, que es una zona de colonización impulsada por la dinámica productiva (banano, plátano, palma africana) la zona chocoana, de poblamiento ribereño establecido desde la época de la colonia a lo largo de los valles de los ríos Atrato y San Juan; y la zona sur, en donde se destacan los puertos de Buenaventura y Tumaco.


Concentración de población

La región Andina es la más poblada del país. En ella se encuentra la mayor parte de los municipios del país y las áreas urbanas más importantes, además de ser una región donde convergen los principales ejes de circulación y transporte a nivel nacional. La región presenta diferentes zonas de distribución de la población.
Sobre la cordillera Central, al norte, se encuentra el eje cafetero, conformado durante la colonización antioqueña; en la parte central, la región caucana, cuyo centro está en el Valle del Cauca; y al sur, el altiplano nariñense, con un poblamiento más antiguo y rural. El valle alto y medio del río Magdalena introduce una relativa ruptura en el bloque andino, por sus condiciones climáticas y productivas, es una zona de colonización y poblamiento acelerado donde se destacan por su volumen poblacional, el Tolima y el sur del Huila.
El área más poblada actualmente está en la cordillera oriental y se extiende desde el macizo del Sumapaz, en el sur, hasta la ciudad de Cúcuta, en el norte. El altiplano cundiboyacense es el de mayor densidad demográfica.
En el ámbito urbano, existe una fuerte tendencia hacia la concentración en las grandes ciudades: Bogotá, Cali, Medellín, Barranquilla y Bucaramanga, las cuales albergan aproximadamente el 44% de los habitantes urbanos del país.